miércoles, 28 de octubre de 2009

Porqué las editoriales tendrán que luchar contra la piratería

Tengo un lector electrónico, en concreto el Sony PRS-505. Lo compré porque si echas cuentas, leyendo libros clásicos, gratuitos y legales, se compensa. Si además se le añade que se "pueden comprar" libros en formato digital más baratos que en papel, y sin ocupar espacio, que es lo que necesito, sale aún más cuenta.

Libros clásicos tengo aún por leer, pero estuve echándole un ojo a la la tienda online de Barnes&Nobles y la Sony ebook Store porque estoy buscando un par de títulos que no encuentro online. Y que también me gustaría tener de una fuenta fiable. Ya se sabe, con buen formato, sin faltas y con seguridad de que no falta nada.

Encontré lo que buscaba y algunas cosas más, y razonables de precio. Más de lo que me gustaría pagar pero tampoco nada exagerado. Y he aquí el problema. Veamos, hay un potencial cliente, dispuesto a pagar por algo que podría conseguir gratis con un poco de esfuerzo. Pero como se quiere ahorrar el esfuerzo y no quiere sorpresas, se dirige a tu tienda y ahí está tú ventaja.

Pero resulta que no, que bien sea que porque te sientes celoso de la fama que se han ganado las discográficas, quieres guerra contra los piratas, no quieres que esto funcione, eres incapaz de entender como funciona esto o simplemente, eres gilipollas, coges y no le vendes el libro, sólo en EEUU verá usted.

Lo absurdo es que puedo comprar esa misma edición del libro en papel, en una tienda online también alojada en EEUU, y recibirlo en cualquier parte del mundo. ¿Cuál es entonces el problema? ¿Los derechos de edición? ¿Qué diferencia hay entre recibir un libro de una edición americana en España y bajarse esa misma edición? Sinceramente, no lo entiendo. Pero deberían hacérselo mirar, porque tienen un serio problema, y como no lo solucionen pronto la "piratería" les va a comer el mercado.

Y eso por no hablar de la falta de títulos en español.

domingo, 18 de octubre de 2009

German Muse

She was one eighty five
and sixty centimeters wide,
and a face like a bulldog
with a black leather coat;
blond hair is obliged
cos Helda is she named.

And my happiness rely
on her uncover hair,
thus I wouldn't be surprised
if she wears a skull white,
nor a double es.

I don't want to sound racist
but with her appearance
arrived some old menace
not seen on my list.

Not small as I am made
my whole body in a shake,
that much I was scared.

This our meeting, seventy years before
and I wouldn't tell.

But finally, the train arrived.

jueves, 15 de octubre de 2009

De bienes privados y públicos y la cultura

Pensaba que no hacía falta ser un premio Nobel de economía para darse cuenta de que con la era digital, el mercado de de distribución de contenidos culturales ha cambiado. Pero parece que sí.

No sé si es que no se dan cuenta, no se quieren dar, o si se dan pero aparentan que no lo hacen e intentan convencernos a todos, de que lo que vemos en realidad no es lo que vemos.

El gran cambio que dado el mercado es que los contenidos culturales han pasado de ser un bien privado a uno público. Y por bien público entiéndase desde el punto de vista económico, esto es, como bien no rival y no excluyente, y no como un bien que pertenece a todos.

Antes, en la era pre-digital, si uno quería un libro, un disco o una peli, no tenía más remedio que comprarla (o alquilarla o tomarla prestada) en un medio físico. Este es un bien privado, pues es rival y excluyente.

Es excluyente porque si yo tengo el libro tú no lo tienes, y es rival porque si yo lo compro queda un libro menos que tú puedas comprar.

Con la llegada de los formatos digitales el coste de la copia se ha reducido a la nada. Y esto es precisamente lo que ha hecho que se conviertan en bienes públicos.

Si yo tengo un libro, una canción o una peli en formato digital, la puedo copiar en cuestión de segundos y sin necesidad de soporte físico. Antes necesitaba papel para las fotocopias, un cd o dvd, objetos físicos que seguían siendo excluyentes y que además tienen un coste.

De esta forma se ha eliminado el problema de la rivalidad, podemos hacer infinitas copias (todas iguales y de la misma calidad) y de la exclusividad, ninguno pierde su copia. Y todo a coste (prácticamente) cero.

Por tanto, el problema al que se enfrentan la empresas "culturales", es cómo conseguir que la gente pague por un bien público. Parece trivial pero no lo es. Si se empeñan en seguir tratando al mercado y al consumidor con estrategias basadas en bienes privados van a perder. De todas todas. Porque el consumidor tendrá, no a la vuelta de la esquina, si no aquí, al lado, exactamente lo mismo pero gratis. ¿Pirata, inmoral, ilegal? Puede, pero 15, 20 o 30 € más barato y sin recibir nada material a cambio. Al menos, cuando pagas 15 € por un libro de papel, si se lo merece, te puedes limpiar el culo con él.