lunes, 20 de julio de 2009

Evangelio según Mateo (3ª parte)

El capítulo favorito de restaurantes y fotógrafos: Nace el bautizo.


Capítulo 3



Antes de que Jesús empezara a predicar tuvo un predecesor: Juan Bautista. Juan Bautista vino porque así lo profetizó Isaías (40:3):
"Alguien grita en el desierto:
Preparen el camino para el Señor;
háganle recto los caminos."
Y ese que gritaba en el desierto como podeis imaginar era Juan Bautista, quien como su nombre indica bautizaba a la gente. Les confesaba primero y luego bautizaba en el Jordán.

Lo curioso de esto es que en el Antiguo Testamento no aparece ni rastro del bautismo. El pacto con Dios se realizaba mediante la circuncisión y no el bautizo como en el cristianismo, así que si alguien sabe de dónde viene la tradición del bautizo que lo diga.

Según nos cuenta Mateo, Juan Bautista se tomó muy en serio su papel de "Elías" (los judíos creían que Elías vendría para anunciar el reino de Dios). Según nos cuenta (v. 4):
"Juan se vestía de pelo de camello, llevaba un
cinto de cuero en la cintura; y su comida era
langostas y miel silvestre".
Humm, jummy, con esa dieta variada y baja en azucar dan ganas hasta de comer en el McDonalds.

Además de bautizar a la gente que se acercara por el Jordán, Juan Bautista instaba a la gente a cambiar su forma de pensar y vivir porque el reino de Dios estaba cerca. Esto es una clara referencia a Jesús.

Y como Jesús, Juan Bautista se la tenía jurada a los fariseos y seduceos; a los que tachaba de víboras e hipócritas. Ciertamente los fariseos y seduceos no eran los más populares de la clase.

Tras la presentación de Juan Bautista, Mateo nos cuenta el bautizo de Jesús.

Un día apareció Jesús para ser bautizado en el Jordán por Juan Bautista. Juan Bautista, sabiendo quien era Jesús (recordad este punto) se niega, pues Jesús es más grande que él y en todo caso debería ser al revés. Pero Jesús insite, pues es lo que Dios ordena, ¿dónde?, ¿cuándo?. Y como Jesús era alemán seguía los procedimientos al pie de la letra, así que se bautiza.

Tras el bautizo Jesús sale del agua y ve como el cielo se abre y baja el Espíritu Santo en forma de paloma; de todos los pájaros que existen tenía que elegir la paloma, esa rata con alas. Mientras una voz del cielo le dice:
"Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento."
¡Tiempo, tiempo! Esto no me queda nada claro. Según la Iglesia Católica tenemos la Santísima Trinidad, es decir, Dios como Dios, hijo (Jesús) y Espíritu Santo. ¿Este pasaje no deja a Dios como un egomaniaco?

Es Dios hijo quien se bautiza porque Dios (él mismo) lo dice, y se manda a sí mismo en forma de Espíritu Santo para saludarse así mismo en forma de hijo mientras se dice a sí mismo que es su hijo favorito. Buf, menos mal que nunca visitó a Freud, ¡le hubiera dado un ataque de histeria!

Capítulo 4. La dieta del desierto



Tras el bautizo y su complejo diálogo consigo mismo, Jesús se marcha solo al desierto donde está 40 días y 40 noches. Sin comer ni beber nada. Eso es lo que se llama un régimen extricto.

Tras los 40 días Jesús está hambriento, el resto estaríamos muertos de hambre, y se le aparece el diablo. ¿A alguien le extraña que tras 40 días sin comer se te aparezca el diablo? Tras ese tiempo se te podrían aparecer el diablo, Elvis o el mismísimo Wally en persona.

Pero el diablo va para tentar a Jesús. En realidad es más un duelo de citas que otra cosa, porque lo cuenta Mateo.

Primero el diablo reta a Jesús a transformar las piedras en panes, a lo que Jesús contesta que "no sólo de pan vive el hombre; sino de toda palabra que Dios dice".

Tras pasar la primera prueba el diablo lleva a Jesús a lo más alto del recinto del templo en Jerusalén y le tienta a tirarse, pues según las profecías los ángeles no permitirán que se dañe ni un pie.

"No pongas a prueba al Señor tu Dios" replica Jesús. Finalmente, un poco picado, el diablo lleva a Jesús a una montaña muy alta y le enseña todos los reinos del mundo. Se los da si se arrodilla ante él. Jesús nuevamente se niega porque "adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él". Tras el tercer rechazo el diablo se va. ¡Por fin ha pillado la indirecta!

Cuando leí esta última parte me quedó una duda, ¿es este el origen de la creencia cristiana de que la Tierra era plana? Porque si la Tierra es una esfera tendrían un pequeño problema para ver todos los reinos...

Además, cómo puede el diablo tentar a Dios. Está claro que en realidad es un pasaje alegórico. Jesús no vino para poner a prueba a Dios ni hacer milagros para convencer a la gente, has de creer en Dios y seguir sus órdenes y no es un reino terrenal o poder lo que él predica. Pero nuevamente para los que interpretan la Biblia al pie de la letra tiene que ser duro.

El capítulo termina con Jesús empezando su obra. Tras la detención de Juan Bautista vuelve a Galilea y comienza a predicar. En concreto va a Capernaúm, a orillas del mar de Galilea. Y allí consigue a sus primeros discípulos, Pedro y Andrés, dos pescadores a los que enseñará a pescar hombres.

Más tarde se encuentra a Santiago y Juan, hijos de Zebulón, a quienes al igual que Pedro y Andrés pide que le sigan. Parece que no se lo piensan mucho y dejan su trabajo y a su padre y se van con Jesús. Para mí que lo que no querían era trabajar.

Pero aunque a Santiago y Juan no les guste mucho trabajar, Jesús no para y sigue por toda Galilea enseñando a la gente y curando a los enfermos. Una cosa así no pasa todos los días, así que su fama se extiende y le llueven los seguidores y le llegan enfermos de todas partes. Lo cual, es lógico.

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